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La visión es uno de los sentidos más complejos y maravillosos del ser humano, permitiéndonos percibir y comprender el mundo que nos rodea. A través de nuestros ojos, una verdadera maravilla biológica, captamos imágenes de la realidad y las procesamos para interpretar nuestro entorno. Acompáñame en este viaje para descubrir cómo funciona este increíble sentido y cómo influye en nuestra percepción del mundo.
El sentido de la vista en los humanos a través de nuestros órganos visuales, los cuales corresponden a un par de bio fotosensores que forman una imagen de nuestra realidad sobre la retina, es el más influyente en la estimulación de la percepción de la realidad que nos rodea. Hay que tener en claro que la realidad que visualizamos es únicamente humana. En el entendido que todos los seres vivientes no humanos que tienen sus sentidos visuales, y que nos acompañan en este viaje, visualizan una realidad diferente o muy diferente.
Cuando vamos a un día de campo vemos la naturaleza en su esplendor con sus flores, árboles, ríos, insectos, animales, peces, etcétera bajo la percepción de nuestros cinco sentidos. Lo que miramos como una armonía hermosa de la naturaleza corresponde sólo a la interpretación humana.
El órgano visual que tenemos es recubierto por la esclerótica que es la parte blanca de los ojos que protege la estructura ocular de factores externos y le da forma al ojo [8]. El proceso de la visión comienza cuando la luz hace contacto con el ojo y pasa a través de la córnea que tiene propiedades refractivas y su correcta curvatura es fundamental para ver correctamente [4]. Luego pasa a la pupila, que es la abertura central del iris que regula la cantidad de luz que entra en el ojo, dilatándose o contrayéndose según la intensidad de la luz, el iris es la parte coloreada del ojo, como los ojos cafés, verdes, azules, etc. [5, 7]. Después la luz llega al cristalino, que es una lente flexible que ajusta el enfoque para ver objetos a diferentes distancias y enfoca la imagen sobre la retina [6,10]. El cuerpo ciliar es el responsable de producir el humor acuoso dentro del ojo, material liquido tipo gel con un índice de refracción adecuado para la formación de la imagen y de dar la forma y consistencia y lubricación al cristalino, para ajustar en cada momento en el proceso de acomodación de la visión durante el enfoque [9]. La imagen que forma el cristalino se enfoca sobre la retina, que está formada por una capa de tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo, que contiene células fotorreceptoras (conos y bastones) que detectan la luz y el color [10]. Los bastones son fotorreceptores en forma cilíndrica y más abundantes que los conos. Hay aproximadamente 92 millones de bastones en la retina. Funcionan mejor con luz de baja intensidad (visión escotópica) y son responsables de la visión en entornos oscuros con poca luz [12]. Por otro lado, los conos son menos abundantes que los bastones y son responsables de la visión diurna, la percepción del color y la visión detallada. Se encuentran principalmente en la fóvea central, que es el centro funcional de la retina [12]. Los coroides corresponden a una membrana que tiene la mayor cantidad de vasos sanguíneos del cuerpo humano. Se ubica entre la esclerótica y la retina. Este tejido estimula y auxilia en la información luminosa colectada por los conos y bastones que la transforman a información nerviosa (bio-químico-eléctrico), corresponde a la parte extendida detrás de la retina, el cual se conecta en la parte posterior al nervio óptico [11]. El nervio óptico transmite las señales eléctricas desde la retina al cerebro, es un nervio sensitivo que se origina en la retina y es el responsable de enviar los impulsos nerviosos al cerebro para que éste los interprete y transforme en imágenes [13].
El campo visual en la visión humana se refiere al área total en la que los objetos pueden ser vistos cuando los ojos están enfocados en un punto central. Esto incluye no sólo lo que se ve directamente frente a nosotros, sino también lo que se puede ver en la periferia sin mover los ojos.
Campo visual central: es el área que se ve directamente frente a nosotros y se caracteriza por una alta agudeza visual y detalle. Esta región corresponde a la fóvea en la retina, que es responsable de la visión fina y detallada.
Campo visual periférico: es el área que se puede ver a los lados, arriba y abajo del campo visual central sin mover los ojos. Aunque la agudeza visual es menor en esta región, es crucial para la detección de movimiento y para la orientación espacial.
Ángulo horizontal: en un adulto promedio, el campo visual horizontal suele ser de aproximadamente 180 grados. Esto significa que podemos ver cosas situadas bastante a los lados sin mover la cabeza.
Ángulo vertical: el campo visual vertical es más limitado, generalmente alrededor de 135 grados. Incluye la visión hacia arriba y hacia abajo.
Detección de movimiento: la visión periférica es especialmente sensible al movimiento, lo cual es esencial para la detección temprana de posibles amenazas o cambios en el entorno.
Orientación y navegación: permite a las personas orientarse y moverse eficientemente en su entorno, evitando obstáculos y navegando por espacios complejos.
Percepción de la profundidad: la superposición de los campos visuales de ambos ojos permite la visión estereoscópica, que es crucial para la percepción de la profundidad y la distancia. El campo visual es fundamental para casi todas las actividades cotidianas, desde conducir y practicar deportes hasta leer y reconocer caras. El campo visual es un aspecto crucial de la visión humana que permite la detección y percepción de objetos en nuestro entorno, contribuyendo significativamente a nuestra interacción en el mundo.
La información es colectada por los conos y bastones y transformada en estímulos nerviosos (bio-químico-eléctrico) auxiliados por la coroides de donde se conectan millones de fibras que forman el nervio óptico, a través del quiasma óptico, que es una parte del cerebro que resulta de gran importancia en el procesamiento de la información visual. Se encuentra en la base del encéfalo, justo anterior y superior a la glándula hipófisis. Aquí se unen las fibras de los nervios ópticos de ambos ojos. Su función principal es permitir que ambos hemisferios cerebrales reciban la información visual procedente de ambos ojos [15].
El cerebro medio es una parte esencial del sistema nervioso central que juega un papel fundamental en la homeostasis y la supervivencia del organismo. Dentro de esta estructura se encuentra el pretectum, una región que se destaca por su compleja organización y sus múltiples funciones. El pretectum está compuesto por varios núcleos altamente interconectados entre sí. Estos núcleos, a su vez, se conectan con otras regiones cerebrales y con la retina, formando parte del sistema visual subcortical [16].
Los colículos superiores reciben la información visual proveniente de la retina y otra información sensorial de los colículos inferiores, la médula espinal, el cerebelo, la región pretectal, el gris y la sustancia negra. La función de los colículos superiores no sólo implica la dirección de los movimientos oculares, sino también la integración multimodal de la información acústica y somatosensorial para la atención y la orientación espacial [17].
Ver no es un proceso tan simple como pueda parecer: no sólo se requiere captar la imagen sino también interpretar sus parámetros, la distancia, la forma, el color, e incluso el movimiento. A nivel cerebral, estos procesos necesitan de un procesamiento que se lleva a cabo en diferentes regiones cerebrales, como la corteza visual [18].
El sentido de la vista, más allá de su complejidad biológica, es un fenómeno fascinante que toca los límites de la percepción y la realidad. La visión no es sólo un proceso mecánico, sino una experiencia profundamente subjetiva que moldea nuestra comprensión del mundo.
La vista nos conecta con nuestro entorno de una manera inmediata y directa, pero también es un filtro a través del cual interpretamos la realidad. Lo que vemos está influenciado por nuestras experiencias, conocimientos y expectativas. La percepción visual no es simplemente una recepción pasiva de información, sino una construcción activa de la mente.
La filosofía de la percepción nos lleva a preguntarnos: ¿qué es realmente la realidad? ¿Es lo que vemos una representación fiel del mundo externo o una interpretación subjetiva? Filósofos como Immanuel Kant (1724-1804) argumentaron que lo que percibimos es una mezcla de la información sensorial y las estructuras innatas de nuestra mente. En otras palabras, nunca vemos el mundo "como es", sino como nuestra mente nos lo presenta [19].
La vista también plantea preguntas sobre la verdad y la ilusión. Los espejismos, las ilusiones ópticas y los sueños demuestran que nuestra percepción puede ser engañada. Esto sugiere que debemos ser cautelosos al confiar únicamente en nuestros sentidos para comprender la realidad.
La vista es un milagro de la biología que nos permite interactuar con el mundo, pero también es un recordatorio de los límites y la subjetividad de nuestra percepción. Es una puerta hacia el conocimiento, pero también hacia el misterio y la reflexión filosófica sobre la naturaleza de la realidad y nuestra experiencia de ella.
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