El agua del subsuelo en la región de Calakmul, en Campeche, es "amarga", a decir de los pobladores. La abundancia de minerales como yeso, disueltos en el líquido, impiden que sea potable y sólo es empleado para tareas domésticas como limpieza y lavado.
Lo anterior representa un reto para los asentamientos humanos y su desarrollo social de estas comunidades que dominaron los antiguos mayas.
El agua de lluvia, que va de entre 900 a mil 200 milímetros al año, se filtra entre rocas calizas de colores café, blanco o amarillo –las cuales tienen presencia de yeso y arenas amargosas–, hacia la profundidad, con lo que al almacenarse en acuíferos se afecta su calidad.
Las aguadas, o Xoyo ja', fueron una de las maneras en que los mayas pudieron almacenar agua de lluvia sin sales; es decir, con calidad suficiente para el consumo humano.
La existencia en la zona de capas de arcilla, que funcionó como impermeabilizante, permitió las aguadas; se hallan depósitos históricos con enlosado con lajas de piedra caliza y recubrimiento para evitar la filtración al subsuelo.
Parte de la investigación revela que al fondo de algunas agudas hay aljibes y chultunes.
El tamaño de las agudas varía desde 100 m2 hasta varias hectáreas.
A través de una imagen tipo LiDAR, obtenida a partir de una técnica de teledetección óptica con luz láser, donde se exhibe el relieve del terreno sin vegetación, se puede apreciar la manera en que los mayas de Calakmul hicieron aprovechamiento del agua.
En azul (Imagen 3) está marcado el canal mediante el cual se trasladaba el agua que se precipitaba sobre el terreno hacia los depósitos que hoy se conocen como aguadas, xoyo ja´en chol; hechas o reforzadas con trabajo humano para retener el líquido, mismas que están coloreadas en rojo. Delimitadas con trazos que las enmarcan, se encuentran las pirámides que hoy pueden visitarse, pero se aprecia también la multitud de construcciones de la época que no pueden ser vistas por el público.
En tanto, los chultunes –depósitos artificiales subterráneos– coadyuvan en la disminución de la contaminación y pérdida del agua por evaporación.
Las aguadas, de las cuales se han contabilizado al menos 13 en la zona de Calakmul, cuentan con una capacidad estimada de 230 millones de litros, las cuales continúan abasteciendo a especies como pecaríes labios blancos, tapires, jaguares, zopilotes y hocofaisanes como desde hace más de mil años, cuando los mayas abandonaron la selva.
El agua de lluvia continúa como una necesidad para los pobladores de la región de Calakmul.
Pese a que se construyó un sistema de acueductos para dar abastecimiento a las localidades grandes del municipio, la mayoría capta agua pluvial.
Los investigadores del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) hallaron que en al menos 30 comunidades existen sistemas de abastecimiento con agua de lluvia. Algunos de los métodos de acumulación son:
Xoyo ja´ o Aguadas. Son depósitos naturales o artificiales donde se acumula de manera directa el agua de lluvia, tal como lo hicieron los mayas ancestrales; de hecho, casi todas están en los mismos lugares utilizados desde hace más de mil años.