30/03/2024
El hilo siente la mano, como la palabra la lengua.
Estructuras de sentido en el doble sentido
de sentir y significar,
la palabra y el hilo sienten nuestro pasar.
-Cecilia Vicuña
Bordar, junto con otras actividades textiles como tejer o coser, son prácticas que, muchas veces, se entienden desde la esfera de lo privado, lo doméstico u ocioso. No obstante, a través de los activismos textiles (Sánchez-Aldana et al., 2019), se puede reconocer que estas asociaciones no son sino el producto de múltiples procesos socio-históricos en la constitución de roles de género (Parker, 1984). En este artículo resumo las primeras aproximaciones de mi investigación doctoral en donde me acerco a discursos de bordadoras activistas, en particular en el contexto de denuncia a feminicidios y violencias físicas contra las mujeres en México.
Los activismos textiles son prácticas que emplean el bordado y tejido, principalmente, para manifestarse en contra de diversas problemáticas, por ejemplo: los feminicidios , las desapariciones o la contaminación ambiental . Si bien, desde la antropología y la estética han sido ampliamente estudiados (Olalde, 2019a; Gargallo, 2020; Pérez-Bustos et al., 2019a, 2019b, 2022), acá se plantea una investigación que, en la intersección de los Estudios del Discurso y la Lingüística Cognitiva, más allá de las obras, dé cuenta de las experiencias. Lo que permite reconocer la primacía del lenguaje humano en tanto atraviesa las interacciones simbólicas en el bordado.
Así, el título de este artículo cobra mayor sentido. Con “experiencia textil” hago referencia al cúmulo de procesos cognitivos, sociales y corpóreos que forman parte del bordado activista. En esta práctica, al dominio experiencial cotidiano de los textiles (protección, decoración, elaboración o venta) se agrega una nueva capa de significado para denunciar la realidad circundante. Por ejemplo, una sudadera, cuya función social original sería cubrir el cuerpo, se transforma cuando sobre ella se borda la descripción del caso de feminicidio de su dueña . No obstante, esta concatenación y complejidad de significados no se agota en esta dimensión, sino que se actualiza en el discurso.
Al momento en que las mujeres bordadoras hablan sobre sus prácticas activistas, su “experiencia textil” se trae a cuenta en una nueva dimensión. Las telas, los hilos, las agujas y los procesos asociados a bordar se vuelven relevantes para hablar, también, de procesos de acompañamiento, cercanía, diálogo y memoria. Por ello, en la investigación se colabora con mujeres bordadoras activista de la República Mexicana que, a través de entrevistas a profundidad, enuncien y den sentido a sus prácticas.
De la mano con lo anterior, debo señalar tres hilos que constituyen la urdimbre de este trabajo. El primero de ellos es el discurso mismo. Los discursos que emergen en las prácticas activistas, más allá de sus agendas, “desempeñan un papel crucial a la hora de problematizar formas previas de comprensión, de estimular el surgimiento de nuevas formas de entender y de representar lo que nos rodea” (Martín,2012, p. 276). Es decir, los discursos que surgen en y a partir del bordado activista constituyen ventanas a nuevas configuraciones simbólicas del mundo actual. Con especial atención a los procesos organizativos de mujeres ante casos de feminicidios y violencias físicas en México.
Por otro lado, al acercarse a un fenómeno social complejo y además profundamente corpóreo como el bordado activista, se puede asumir una perspectiva socio-cognitiva (van Dijk, 1990; Pfleger, 2021a) del discurso, lo que permite triangular: fenómenos sociales, instancias lingüístico-discursivas y una interfaz de procesos cognitivos socialmente distribuidos. En ese sentido, la experiencia del bordado activista no solamente implica la interacción con las otras personas mediada por el lenguaje, sino también con las materialidades (agujas, hilos, telas) y procesos del bordar como posibilidades para la acción simbólica (Kolvoort y Rietveld, 2022). Podemos imaginar a las mujeres bordadoras inmersas en un ambiente socio-cognitivo muy particular, por ello cuando narran sus experiencias no es raro encontrar fenómenos lingüísticos y conceptuales en donde la materialidad textil se hace presente. Como lo comenta una de las colaboradoras del proyecto: “esas ideas que uno está pensando en el acto de bordar […] es como si las ideas estuvieran tomando ese sentido. Como si estuvieras hilando el sentido.”
El tercer hilo corresponde a la problemática social en sí misma, considerando su aumento y la ubicuidad en el contexto mexicano. Además de las abrumadoras cifras, es importante reconocer que un caso de feminicidio es el doloroso final de una concatenación de violencias que se vuelven parte de la vida diaria de las mujeres y, por ello, abarca la violencia física, constituyéndose como un hecho social que enmarca la cotidianeidad y actualiza a los cuerpos de las mujeres como territorios en disputa.
No obstante, más allá de indagar un fenómeno social que condiciona y cercena el devenir de cientos de mujeres en el país, esta investigación busca dar cuenta de las prácticas y procesos de organización que las mismas mujeres propician. Sea lo que se borde, las mujeres promueven una experiencia social que, si bien está mediada por las materialidades, no se concentra en los objetos textiles, sino en la generación de un grupo que se acompaña y constituye, muchas veces, a través del diálogo, a través del lenguaje. Gargallo (2020) asevera que “simbolizar sirve para definir tanto como para denunciar: revela, afirma, fija” (p. 18). Al simbolizar en los procesos de bordado y después narrar estos procesos, las activistas dan sentido a sus prácticas y, con ello, entretejen las tensiones y las complejidades de la experiencia textil con la complejidad social circundante, con lo que significa ser mujer en un entorno violento.
Ahora bien, considerando que la investigación se encuentra en una etapa inicial, podemos empezar apenas a hilar la trama que atraviesa la urdimbre antes descrita. Si se busca indagar cómo se conceptualiza en el discurso de las colaboradoras su experiencia textil para denunciar violencia física contra mujeres y feminicidios en México, entonces dos hilos se vuelven relevantes.
El primero corresponde al paradigma de la Lingüística Cognitiva. Como las entrevistas propician narrativas en el espacio simbólico del bordado activista, se establecen relaciones conceptuales entre la dimensión semiótico-material y la dimensión simbólico-discursiva que implica el hablar de esta práctica. La materialidad textil, es decir: las telas, los hilos, las agujas y los procesos del bordar, así como las disposiciones corpóreas que estos implican, posibilitan procesos de conceptualización desde y hacia dominios más específicos y corpóreos (Dancygier, 2016). Por ello, en los discursos emergentes se explorarán equivalencias de significación que respondan a estrategias discursivas en donde las materialidades y el nicho socio-cognitivo (Jensen, 2018) del bordado se hacen patentes por medio de procesos de conceptualización (construal operations, Croft y Cruise, 2004, p. 46).
El segundo hilo, aunque también motivo de indagación desde el lenguaje, responde al carácter público del bordado activista. En ese sentido, en las narrativas detonadas, las colaboradoras se posicionan simbólicamente en un continuum que va de lo femenino a lo feminista o activista (Petney, 2008), lo que apunta al desarrollo de prácticas comunitarias plurales en donde los oficios textiles, así como otros quehaceres históricamente asociados al “ser mujer” se retoman, mezclan y subvierten.
Finalmente, la urdimbre y trama acá descritas constituyen el textil de un proceso de bordado-investigación en sí mismo que, como todo hacer textil, conlleva tiempo, otras materialidades y muchos más encuentros.